Doy gracias al Señor por la bendición que Él me ha dado de para poder decir que soy  salvo por Su increíble amor y misericordia. Tuve la bendición de escuchar la Palabra desde una edad muy temprana y doy gracias a Dios que Él me dio un corazón manso y entendimiento  para escucharlo.

Crecí sabiendo quién era y comprendiendo lo que me mostraba, aún así con el tiempo me permití estancarme en su Palabra, reconociendo hoy en día que no había crecimiento espiritual en mi vida. Yo todavía sabía quién era, pero hacia las cosas como un ritual, desde  ir a la iglesia hasta leer su Palabra, en lugar de anhelar estas cosas.

Sin embargo cuando tenía 13 años, el Señor me llamó para ir en un viaje misionero. Al principio estaba renuente, aun así seguí con el plan de asistir, ya que lo creía "correcto”. En ese viaje, el Señor me dio una revelación de quién era y cómo es de grande su poder. También entendí que donde estaba espiritualmente no era donde debía estar. A partir de ese momento de mi vida puedo decir con gratitud que Él ha sido mi todo y que Él me ha mantenido fuerte para El por su gran amor.